Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Marcos 6:20
Entendemos que Juan tenía la simpatía de Herodes, aunque el profeta sigue anunciando el reino y denuncia las inmoralidades, tanto al pueblo como a la corte, cualquiera sea el pecado, su integridad fue evidente en la santidad y en la verdad, y su poder radicó en ellas. Al leer este versículo podríamos pensar en un final feliz y no con la muerte del profeta, nos gustaría que todas las situaciones culminaran con una solución fácil y buena, pero Marcos nos recuerda que la vida está llena de alegrías y también de sucesos complejos que ponen a prueba nuestra fé, que deberá ser inquebrantable hasta el final, como la de Juan el Bautista.
Señor, que seamos personas de acción y fé en nuestras vidas. Amen
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